GOLPE DE GRACIA

A medida que pasa el tiempo, sus intereses van tomando otra dirección, el ambiente que viven los jóvenes de su época y las costumbres de la alta sociedad, ejercen cierta influencia en su vida, ambiente que hace de esta joven piadosa y recatada, una joven vanidosa y un poco mundana.
La Señora Felisa, su mamá, el 20 de noviembre de 1920, la anima a confesarse para poder comulgar el día siguiente (fiesta de la Presentación de la Virgen). Ella, con un poco de resitencia accedió y entra a la Iglesia de San Ignacio, pero al no encontrar ningún sacerdote conocido, decide no confesarse esa tarde.
Cuando iba a salir del templo, un sacerdote que está orando ante la imagen de la Virgen de Lourdes se dirige al confesionario; ella se siente impulsada a confesarse y este es el momento de toque de gracia que siempre recordará como providencial.
Una profunda emoción y arrepentimiento íntimo la sobrecoge siente en su alma una fuerza irressitible, llorando le pide al Padre su ayuda para empezar inmediatamente una nueva vida, reparar la pasada y darse a Dios. El Padre por su parte, la invita al altar de la Virgen de la Estrada, para que se haga su entrega a Ella y le suplique le enseñe lo que debe ser. Allí le llena de confianza y seguridad le promete a la Virgen cambiar su vida disipada por una vida nueva y fervorosa.