LA OBRA DE NAZARETH



Después de esta gracia tan especial, Sara encamina sus acciones hacia la búsqueda de la voluntad de Dios; sus ideales son más altos y aspira a alcanzarlos. Las misiones ejercen sobre ella un poderisa atracción: "¿Cómo puede decir un alma que te ama, sin trabajar incansable por el bien de las almas de sus hermanos?"

Movida por este deseo, ingresa en tres comunidades religiosas en las cuales no pudo avanzar por motivos de salud. Aún así, no se da por vencida y tiene la certeza de la llamada de Dios a la vida consagrada.

El 15 de noviembre de 1937 hace unos ejercicios espirituales para discernir el itinerario de su vida: "Dios mío, muéstrame tus senderos, yo sé que tienes designios especiales sobre mí" (II, 2 diario espiritual. pp. 408).

La providencia de Dios se manifiesta y comienza una nueva experiencia en el apostolado: la ayuda al gremio de las sirvientas en el sindicato doméstico. Durante este tiempo se da cuenta de las necesidades de als muchachas y con entusiasmo se dedica a solventar sus problemas.

Dios tiene un plan trazado para Sarita. Mientras colabora con el gremio de las empleadas, pide permiso para ir a descansar a la finca San Gregorio junto a res muchachas del servicio doméstico: Sofía Espinosa, Aurora Fonseca y Mercedes Gutiérrez, y cuya intención no es tanto el descanso sino madurar la idea de abrir la casa de hospedaje para las empleadas.