ESPIRITUALIDAD

“Contemplación del Misterio de la encarnación de Jesús, obrado en la humilde casa de Nazaret”
Las religiosas imitamos la vida humilde y santa de la Sagrada Familia de Nazaret. Completamos su espiritualidad, mediante una entrañable devoción a la Madre de Dios, al Patriarca San José y a nuestro Padre Santo Domingo de Guzmán.
Nuestra acción apostólica busca esencialmente la gloria de Dios, la edificación de la iglesia y la salvación integral de las almas, trabajamos por la promoción de la dignidad de la mujer, el fortalecimiento de la familia, la protección y apoyo a las personas mayores vulnerables, la educación de la infancia y juventud, la propiciación de ambientes de crecimiento espiritual y el acompañamiento en la vida cristiana. Esto se concreta en proyectos educativos, colegios, Hogares Geriátricos, residencias, orfanatos, dispensarios, misión ad-gentes… etc.
A ejemplo de Jesús, María y José en Nazaret, el amor a Dios que nos une en la Congregación es el que hemos de transmitir en el apostolado, privilegiando en nuestro servicio la atención integral a los más necesitados: campesinos, obreros, empleados, estando abiertas a las necesidades pastorales de la Iglesia y atentas a los signos de los tiempos". (C. 6-7).
La Congregación, fiel al carisma específico Eucarístico, Mariano y Dominicano plasma como ejes esenciales la contemplación y la predicación:
"Contemplar y dar de lo contemplado".
Extraemos la fuerza de la contemplación de la vida litúrgica, especialmente de la Santa Eucaristía, una entrañable devoción a María Santísima y de una intensa oración personal.